Con los acontecimientos y agitaciones sociales que se viven en Latinoamérica en los últimos meses, se desnuda la inminente necesidad de la formación en una ciudadanía digital eficaz, ética y responsable en nuestros niños y jóvenes.
Si bien las redes han sido una herramienta fundamental y clave para las masivas convocatorias, con preocupación veo que son una babel de mensajes en los que los niños y jóvenes nadan con dificultad; muchos de ellos asisten o apoyan ideas incompletas, algunas de ellas desinformadas y con frecuencia se suman a movimientos contrarios a sus intereses.
Cuando se habla de la educación digital, lo primero que se nos viene a la cabeza son niños que saben manejar muy bien los programas de ofimática, que hacen que se muevan robots o que empiezan a hacer sus pinos en programación. Si bien estos elementos son importantes, dejan de lado la formación para tener el criterio para escoger la información que le es útil y que está apoyada en la verdad.
La ciudadanía digital está inmersa en todas las asignaturas y es responsabilidad de todos los maestros en una institución, desde el de educación física hasta la robótica, pensar de fondo en cómo nutrimos a los niños para que desarrollen el pensamiento crítico aplicado en su comportamiento cibernético.
Para formar buenos ciudadanos digitales en los niños debemos serlo como adultos. Es por eso que los padres también deben aprender de este asunto; saber qué están viendo los niños y participar de las redes que ellos utilizan. Para los jóvenes el Facebook es de viejos, Instagram es para poner fotos oficiales, pero el pensamiento y ciudadanía está en los inumerables grupos de chats y las ráfagas de imágenes del TikTok o Snapchat. Es allí en donde se comunican y plasman su forma de ver el mundo. Desde allí nos imitan o nos critican y muy seguramente es desde este mundo digital en donde están planteando cómo cambiará el mundo en la siguiente generación.
El país lo acaban de paralizar, para bien o para mal, las redes sociales; si no formamos a nuestros niños y niñas con contundencia en este sentido estaremos aportando analfabetas sociales que seguramente en la próxima convocatoria a la reunión masiva se desviarán en el vandalismo o en el vociferar ideas vacías.
Por: Telmo Peña Amaya, Rector Vermont School
