En el sentido de la situación que a nivel mundial vivimos, todos estamos expuestos a experimentar síntomas de ansiedad y pánico, pues es natural para nuestra mente y cuerpo responder ante estímulos nuevos y estresantes que no sabemos manejar. Sin embargo, estas respuestas (pensamientos, sensaciones o acciones) en ocasiones son perjudiciales cuando se activan ante peligros que no son reales o que su probabilidad es baja.
Es por ello que tener estrategias será útil.
Saber respirar:
Practicar respiración diafragmática es el primer paso ante un episodio de ansiedad.
Atacar pensamientos catastróficos: Analizar los peligros reales:
- Haz una lista de los miedos frente a la situación.
- Analiza la probabilidad de que ocurra según tus condiciones personales.
- Con cada situación, piensa cómo manipularla de forma realista para evitar la consecuencia temida.
- Una vez analizado, si puedes manipular la situación, trata de ver si ese miedo tiene alguna utilidad en tu día a día.
Detectar pensamientos intrusivos y racionalizarlos:
- Hazte consciente de los pensamientos que te hacen sentir incómodo/a.
- ¿Se basa ese pensamiento en una realidad objetiva?
- ¿Este pensamiento mejora mi vida?
- Si se cumple este pensamiento, ¿qué es lo peor que podría pasarme?
Dejar de procrastinar:
Ponerse manos a la obra para realizar las actividades pendientes.
La ansiedad puede llegar cuando tenemos actividades por hacer y no organizamos un listado de prioridades para depurarlas. Es momento de eliminar las excusas y sentiremos como disminuye la angustia.
Saber elegir los medios mediante los cuales vamos a mantenernos informados: El WhatsApp, los memes y las apreciaciones personales no son fuentes confiables para informarnos. Esto por el contrario puede generar respuestas de pánico como tomar decisiones basados en emociones y no en el análisis. Por esto es recomendable elegir un medio confiable para que nos proporcione actualizaciones.
Dar atención a la persona:
- Al despertar, fíjate cómo te sientes emocionalmente.
- En las actividades cotidianas dale importancia a las sensaciones agradables que te provocan.
- Al final del día escribe las sensaciones positivas que has tenido y que normalmente pasan desapercibidas.
- No sentirnos solos es fundamental ahora más que nunca. La distancia física no debe ser equivalente a distancia emocional.
- Focalízate más en la calidad y NO en la cantidad.
Por: Elizabeth Ceballos Taborda, psicóloga Vermont School